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  • Foto del escritorSara Bautista Espinel

LA SO-PAZ, una receta para la reconciliación

Está es una receta dedicada al papá de todos los Orixás*, el gran Oxalá, también conocido como Obatalá. Fuerza de toda pureza y exaltación del bien, es por su guía espiritual que llamamos a esta receta la soPAZ de la reconciliación ya que la paloma blanca, como reflejo de su alma, representa al espíritu santo. Al propio espíritu del perdón.


Cuando en una relación -sea familiar, amistosa o de pareja- los cauces salen del río, y ni las palabras consiguen darle forma a las emociones desvariadas, es el momento de invitar al susodicho(a) a tomar este antídoto infalible. Su calor irá penetrando el frío del alma. Los colores de los ingredientes son blancos, como el color que representa a Oxalá, en el medio tiene ramitas de tomillo como las que lleva en el pico la palomita mensajera de la paz.


Si eres de los que le gusta seguir al pie de la letra una receta, hazla un viernes, que es su día, y vístete de blanco, gama que atrae la luz que concilia. En el vasto horizonte de palmeras, vamos a escoger dos de ellas, la del chontaduro, por su delicado palmito, y la del coco, por su leche divina…


* Los dioses Africanos que habitan Brasil y sus sincretismos.





Ingredientes

(Para dos personas)


270 gramas de palmito de chontaduro (ojalá venga entero)

Leche de coco casera (vas a batir un vaso de coco seco en la licuadora con dos vasos de agua tibia, después exprimes la fibra en una tela)

1 diente de ajo

Ramitas de tomillo fresco

Sal al gusto



Vas a licuar, batir o macerar el palmito en la leche de coco con la sal. En una olla, sofríe el ajo, preferiblemente en aceite de coco. Esparce la crema para que se cocine a fuego lento. Espera con paciencia hasta que los ingredientes se fundan en una espesura que no pase del punto de una sopa cremosa. Antes de apagar el fuego, pon en la olla unas ramitas de tomillo fresco, mezcla y sirve en los cuencos más bonitos que tengas, que pueden ser incluso del propio coco que usaste.


Al subir el aroma de la olla, los corazones ya sentirán el abrazo incondicional de Oxalá e inevitablemente se irán a sentar cerca, uno del otro, preferiblemente en un espacio abierto cubierto de cielo. Agradezcan a su manera el alimento de los dioses, sientan que nada era tan grave frente al inmenso placer de las cosas simples en el luminoso espacio de la impermanencia.


Coman despacio, en silencio, conectando el corazón al paladar, con la bendición y el silencio revelador de Oxalá.


*Si alguien quiere compartirme su sabroso proceso, pueden hacerlo en mi instagram: @pinta.da.onca, en @marialejamunozpi o en marialejandram@gmail.com... ¡Estaré encantada en conocerlo!...


** Receta de María Alejandra Muñoz (Colombiana en Brasil)




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