En abril del 2020 la Ciudad de México lucía desolada, el confinamiento por la pandemia estaba en su etapa inicial y las noticias eran bastante aterradoras, sentí en este momento que lo que más deseábamos los colombianos residentes en México, y quizá la mayoría de personas en el mundo, era estar cerca de nuestros padres, cuidarlos, cuidarnos, sentir esa tranquilidad de estar en casa y la fuerza que la complicidad de la familia siempre detona, sin embargo viajar implicaba altos riesgos, desconocíamos por completo la enfermedad, era imposible no sentir algo de miedo, había mucha incertidumbre y además el cierre de fronteras internacionales e interdepartamentales en Colombia imposibilitaba aún más la movilidad y los viajes. Ante esta situación pensé que podría ser un gran alivio, por lo menos sentir el olor a casa en donde quiera que estuviéramos, así desde la cocina plantee dos acciones: 1. Una clase de cocina virtual con clásicos de la cocina colombiana: Hogao, fríjoles, arroz blanco y arepa de queso (cocina de supervivencia para fortalecer el alma) y 2. Una Cajita llena de amasijos y fritos que acompañé con una lista de canciones y unos breves textos que contextualizan o rememoran cada receta. Con la ayuda de mi familia cocinamos arepas, carimañolas, empanadas, chicharrones, patacones, suero, ají y hogao y en un pequeño auto que manejó mi hermano, logramos entregar más de 100 cajitas de antojo colombiano por diferentes rutas de la Ciudad de México, que gracias al encierro permitía recorrer trayectos impensados y en condiciones de ocupación normales trayectos imposibles. El antojo Colombiano viajó de Tlalpan a Azcapotzalco, de Iztapalapa a Cuajimalpa como una suerte de amuleto, de medicina, con un montón de mensajes de agradecimiento, con un montón de historias en cada entrega.
¿Tú qué meterías en esa cajita para fortalecer el espíritu?
* Receta de Maye Beltran (De Colombia desde México)