La crostata es uno de los postres italianos más antiguos.En mi casa se solía hacer con mermelada de duraznos o de albaricoques, las preferidas de mi mamá. En el verano, mi mamá solía comprar muchos duraznos y albaricoques. ¡Hacia mermelada para todo el año!
La casa olía a estas dos frutas por días. Recuerdo la sensación de sentir en la planta de los pies, ese poco de azúcar blanca que se había regado.
Yo, en cambio, soy una amante de los frutos rojos (¡cómo mi abuela!) y me encanta el contraste de la masa con la mermelada.
Algún día les hablaré de las mermeladas de mi abuela… mientras tanto, ¡manos a la obra!
Ingredientes
Para la masa quebrada:
150 g de azúcar
250 g de mantequilla
4 yemas
400 g de harina
Ralladura de 1 limón
Para la mermelada:
500 g de arándanos
300 g de azúcar
Paso 1- La mermelada:
Cocina los arándanos con el azúcar en una olla a fuego lento durante 1 hora o hasta cuando adquiera la textura de mermelada. Apaga y deja enfriar.
Paso 2 - La masa quebrada:
En un recipiente bate la mantequilla con el azúcar hasta que la mezcla se torne cremosa.
Agrega las yemas, la ralladura, y sigue batiendo.
Agrega la harina y mezcla rápidamente hasta que se haya integrado.
Envuelve la masa en papel transparente y deja reposar en la nevera durante 1 hora.
Paso 3 - Arma la crostata:
Estira toda la masa dejándola de un espesor de 5mm.
Corta un lado de la masa en diez tiras del mismo grosor.
Apoya el resto de la masa sobre un molde de tartaleta y corta las partes sobrantes.
Rellena con la mermelada de arándanos y luego apoya las tiras formando el clásico cuadriculado de la crostata.
Hornea a 180ºC durante 30 minutos.
*Receta de Federica Galeani
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